17 febrero 2012

♫ BAJO EL SIGNO DE MACONDO ♪

Cuando cumplí la mayoría de edad empecé a darme cuenta del abandono en que tenían a nuestra música. Vi desguarnecidas las manifestaciones artísticas la costa y sin decirle nada a nadie, me convertí en el abanderado de la música popular. . ." 
Ese fue el tercer "nacimiento" de Lucho Bermúdez. Cuando comprendió que el futuro no estaba en pasillos y valses, sino en los porros y las cumbias.. 
"Mis composiciones comenzaron a incluir los sonidos de millos y gaitas, imitados con flautas y clarinetes. . . mi música adquirió personalidad y estilo definidos". 


En medio de ese proceso de auto-fijación artística, Lucho Bermúdez recibió el impulso definitivo. 

"Un cura, el padre Angarita, me invitó para que le conformara una pequeńa banda bailable.y al mismo tiempo le dirigiera los coros de la iglesia. La cosa no hábría tenido mucha importancia, si no fuera porque el pueblo del cura Angarita se llamaba Aracataca.. . o Macondo, como quiera usted llamarlo". 


De esta manera, Lucho recibió lo único que le faltaba para que su música tuviera ese toque mágico y misterioso que la identifica en todas partes. El embrujo de Macondo, el calor de Aracataca. . 


"Yo recuerdo muy bien ese pueblo ... Era la época de los Buendías, cuando la gente bailaba cumbia con billetes de a 500 encendidos en las manos. . . El cura no se llamaba Antonio Isabel de la Santísima Trinidad, ni flotaba a varios Centímetros del suelo, pero era un personaje peculiar. Las calles eran largas y llenas de almacenes donde comerciantes turcos vendían esta vida y la otra al mejor postor".


Allí, en Macondo, como un "Francisco el hombre" redivivo, Lucho Bermúdez dirigía los cantos litúrgicos durante las misas y después en la plaza principal, ensayaba con su banda las guarachas y los porros que habrían de hacerlo famoso.

Y para acabar de completar las cosas, llegó el amor.

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